jueves, 26 de julio de 2007

Respuesta a una pregunta tipo ensayo por Marielba Acuña

Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Curso: Aprendizaje de la Lectura y Escritura en el Preescolar y Primer Grado
Profesora: Angélica Silva
Período Académico 2007-I

Alumna: C. Marielba Acuña Y.
Secc: 004


Durante el curso hemos discutidos temas relacionados con el uso del dictado para corregir la ortografía, la copia, las planas, los ejercicios caligráficos y el uso del libro de la lectura como “herramientas pedagógicas”. En ese sentido, precisa algunas ideas -relacionando por lo menos dos de ellas- del porqué emplearlas o no en una didáctica integral de la lengua materna en Educación Inicial.


A lo largo del desarrollo de este curso hemos manejado diferentes informaciones, planteamientos y posturas que cuestionan el uso de las herramientas pedagógicas tradicionales para la iniciación de la lectura y la escritura. Durante las discusiones realizadas en clase hemos evaluado y al mismo tiempo cuestionado ciertas estrategias. A través de ese análisis han resonado, fuertemente, el uso del libro de iniciación de la lectura y el dictado.

La elección de las herramientas pedagógicas que use el docente para iniciar la lectura y la escritura y cómo éste utilice esas herramientas dependerá de la concepción teórica y psicológica del aprendizaje que se tenga. La acción pedagógica del docente dependerá, entonces, de su esa concepción y de su explicación de la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura.

Por consiguiente, lo que determina si una herramienta como el libro de iniciación a la lectura es apropiada o no es la forma en que el docente la usa y si utiliza sólo esa herramienta o combinada a no con otros métodos y estrategias. Ahora bien en relación con el dictado pasa lo mismo. El dictado es bueno o malo según la claridad que tenga el maestro de su uso. Si el docente tiene claro para qué quiere que los niños tomen dictado, cómo debe ser ese proceso, qué quiere lograr con esa actividad y cuándo va a utilizar esa herramienta, entonces el dictado puede ser una herramienta pedagógica útil.

Por su parte, otro tema que circunda esta discusión tiene que ver con la oposición de las teorías. En ese sentido, debo indicar que no creo en la oposición conductismo versus cognoscitivismo. Personalmente, me identifico con el socioconstructivismo y desde esa postura quiero ser coherente en mi práctica educativa. Sin embargo, creo que cada niño tiene situaciones particulares y formas de responder a ellas para iniciarse en la lectura y en la escritura. Por tal razón, hoy estoy segura de que hay que contar con un amplio repertorio de estrategias y herramientas pedagógicas así como de un planteamiento teórico que permita saber por qué propiciar o no una actividad en el aula.

Para finalizar y retomar lo antes expuesto, debo señalar que no hay herramienta pedagógica mala o buena. Hay docentes que según su formación utilizan adecuada o inadecuadamente las múltiples herramientas pedagógicas, para la iniciación de la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura en el nivel de educación preescolar y primer grado de educación básica que hemos indicado. Por ello, creo que el asunto no está sólo en el cómo aplicar una estrategia sino en el qué cree el maestro acerca de ella.

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